Historias de himnos
Letra: Robert Robinson
Música: Asahel Nettleton
Año: 1757
Robert Robinson perdió a su padre a los ocho años de edad. Era un niño muy inteligente, pero igualmente testarudo, quien cada día le resultaba más fácil de controlar a su madre. Al cumplir los 14 años, ella lo envió a Londres a estudiar con un barbero. Robert me metió cada vez en más problemas sumiéndose en los juegos de azar y la bebida.
A la edad de 17 años, Robert y algunos amigos de andanzas decidieron asistir a una reunión evangelista, con la intención de burlarse de lo que vieran. Cuando George Whitfield empezó a predicar, Robert sintió que el sermón era especialmente para él. No respondió al llamado de esa noche, pero las palabras del evangelista lo acecharon durante los siguientes tres años.
El 10 de Diciembre de 1755, a los 20 años, Robert finalmente entregó su vida a Cristo, y poco tiempo después respondió al llamado del ministerio. Dos años después, mientras preparaba un sermón en la Capilla Calvinista Metodista en Norfolk, Inglaterra, Robert escribió Fuente de la vida eterna para complementar su sermón. La música de este himno fue compuesta por Asahel Nettleton en 1813.
Fuente de la vida eterna
Y de toda bendición;
Ensalzar tu gracia tierna,
Debe cada corazón.
Tu piedad inagotable,
Abundante en perdonar,
Único ser adorable,
Gloria a ti debemos dar.
De los cánticos celestes
Te quisiéramos cantar;
Entonados por las huestes,
Que lograste rescatar.
Almas que a buscar viniste,
Porque les tuviste amor,
De ellas te compadeciste,
Con tiernísimo favor.
Toma nuestros corazones,
Llénalos de tu verdad;
De tu Espíritu los dones,
Y de toda santidad.
Guíanos en obediencia,
Humildad, amor y fe;
Nos ampare tu clemencia;
Salvador, propicio sé.
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Partitura de Fuente de la vida eterna para coro en Mi bemol mayor.
Vídeo con la historia y el midi de las voces de este himno.