Historias de himnos
Título en Inglés: All Hail the power of Jesus
Letra: Edward Perronet
Música: Oliver Holden
Edward Perronet nació en Inglaterra en 1726. Su padre Vincent Perronet era
un sacerdote anglicano, que trabajó junto a John Wesley y Charles Wesley. Edward
era descendiente de una familia de hugonotes franceses, que huyeron a Suiza y
luego a Inglaterra para escapar de la persecución religiosa contra los
protestantes. En el tiempo de Edward, los metodistas eran muchas veces
perseguidos. John Wesley en una ocasión anotó en su diario que el mismo Edward “fue
derribado y arrojado al lodo y el fango” en Bolton. Luego de ciertos altercados
con los Wesley, Perronet se alejó del Metodismo organizado, y llegó a ser
ministro de una congregación independiente.
Edward publicó tres volúmenes de poemas cristianos. Uno de ellos y tal
vez el más conocido fue Dad gloria al Cordero Rey. La melodía titulada “coronation”
fue compuesta por Oliver Holden, un compositor y compilador de himnos, que
también fue marine un año durante la guerra de independencia de los Estados
Unidos en el USS Deane. Como carpintero, ayudó a reconstruir Charlestown, Massachusetts.
Organizó varias escuelas de música, y fue director del coro de la Primer
Iglesia Bautista en Boston. Se unió a la Logia del Rey Salomón en 1795, y fue
miembro activo durante diez años.
Una de las historias más conocidas en relación con este himno es la de el Reverendo E. P. Scott quien fue misionero en la India en 1800. En contra de los consejos de sus amigos misioneros, Scott partió solo a llevar el evangelio a una aldea remota donde vivía una tribu salvaje y peligrosa.
Luego de varios días de viaje, un grupo de guerreros lo encontraron y lo rodearon y le apuntaron al corazón con lanzas. Pensando que iba a morir en ese momento, Scott decidió usar sus últimos alientos para glorificar a Dios, y de ser posible tocar alguno de los corazones de sus captores. Sacó su violín, cerró los ojos y empezó a tocar “Dad Gloria al Cordero Rey” en el idioma nativo de los guerreros.
Terminó el primer verso, luego el segundo, el tercero y el cuarto y Scott notó que aún seguía vivo y de pie, y todo a su alrededor era paz y calma. Al abrir sus ojos vio a todas las lanzas abajo. Los guerreros lo rodeaban con lágrimas en los ojos. Durante buena parte del resto de su vida Scott compartió el amor de Dios con esta tribu.
Este himno fue escrito por el Reverendo Edward Perronet en 1779 quien también fue misionero en India. La música la compuso Oliver Holden. Este himno ha sido traducido a casi todos los idiomas del mundo.
Dad gloria al Cordero Rey,
suprema potestad;
de su divino amor la ley
postrados aceptad,
de su divino amor la ley
postrados aceptad.
Vosotros, hijos de Israel,
residuo de su grey,
loores dad a Emmanuel
y proclamadle Rey,
loores dad a Emmanuel
y proclamadle Rey.
Naciones todas, escuchad
y obedeced su ley
de gracia, amor y santidad,
y proclamadle Rey,
de gracia, amor y santidad,
y proclamadle Rey.
Dios quiera que con los que están
del trono en derredor,
con cantos por la eternidad
a Cristo demos honor,
con cantos por la eternidad
a Cristo demos honor.
A continuación la partitura del himno Dad gloria al Cordero Rey para coro en Sol mayor.